El enfoque por competencias en el sistema educativo

23.11.2009 20:32

La educación, como otros temas de sumo interés para el ser humano, está en constante reflexión, sobre todo por parte de las personas encargadas de diseñar los programas de estudio, así como de los mismos académicos que se encargan de llevarlos a cabo. Nunca antes como a finales del siglo XX, nos hemos visto en la necesidad de una revisión profunda de los métodos y objetivos de la enseñanza; necesidad provocada por la tendencia generalizada de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión que sobrepasa las fronteras nacionales. La globalización, nombre con el que conocemos ese proceso, nos ha obligado a revisar la pericia, la aptitud y la idoneidad que tenemos para hacer algo, es decir, qué tan competentes somos para realizar una labor.

Pero al mismo tiempo que revisamos nuestras capacidades, también nos apremia a reflexionar sobre la educación que los muchachos reciben en las escuelas. ¿Egresan los alumnos con las competencias necesarias para moverse en un mundo globalizado? Puesto que los tiempos cambian, es necesario enfocar el asunto de la educación desde diversos ángulos. Precisamente uno de ellos es el enfoque por competencias.

 

Antecedentes

Los antecedentes de esta corriente en la educación aparecen a finales de la década de 1960, dentro del Departamento de Estado, en los Estados Unidos. Ahí se encomendó a David McClelland, un estudio para la contratación de jóvenes que pudieran laborar en el Servicio Exterior. McClelland, para cumplir con la investigación encargada, trabajó con dos grupos de diplomáticos: uno con desempeño evidentemente superior, y otro de contraste, con desempeño promedio y que sólo cumplía con las expectativas del puesto. McClelland identificó que lo que diferenciaba a ambos grupos eran las competencias de uno y otro, es decir, el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes necesarias para desempeñar sus funciones con base en un estándar.

Posteriormente y de manera separada a McClelland, en 1971, Benjamin S. Bloom, de la Universidad de Chicago, en sus investigaciones, determinó tres dominios o áreas del comportamiento humano en las que se puede clasificar el aprendizaje:

cognoscitivo (saber hacer)

psicomotor (poder hacer)

afectivo (querer hacer).

De tal forma que al hablar de aprendizaje, hablamos de un proceso interno a partir del cual se adquieren conocimientos, se desarrollan habilidades y se modifican actitudes que conducen, en conjunto, a un cambio de conducta o comportamiento.

Con los trabajos, tanto de McClelland, como de Bloom, se tuvo el fundamento para definir el concepto de competencia. Así, una competencia es igual a una función que se debe desempeñar.

            La corriente del enfoque por competencias en la educación comienza a manifestarse en México en 1995. Desde entonces, nos hemos movido en una educación que pretende impulsar un aprendizaje basado en competencias. Pero ¿a qué se refiere todo esto? Hablar de competencias es hablar de la necesidad de que los estudiantes sepan hacer algo dentro del mercado laboral, pero también de que lo puedan hacer y de que quieran hacer ese algo.

 

Formación por competencias

Ahora bien, ¿qué debemos hacer para formar a los estudiantes con base en las competencias? Primeramente, y como se muestra en la siguiente gráfica, debemos identificar en qué debe ser competente una persona para un determinado trabajo. Siguiente paso, debemos tener claro y por escrito el estándar, es decir, qué debe saber y cómo lo debe hacer. Si el alumno quiere, y por esa razón acude a la universidad, porque quiere, debemos realizar entonces un diagnóstico para saber qué sabe y qué no sabe. De esa información obtendremos la diferencia entre lo qué sabe y qué debe saber. Los esfuerzos de una educación basada en las competencias se enfocan a reducir hasta convertir en inexistente esa distancia entre ambos puntos.

 

 

La formación con el enfoque de competencias es una vía para la actualización y el acercamiento del sujeto de la capacitación a las necesidades del ambiente empresarial o institucional, ya que una de las más constantes críticas a los sistemas de formación radica en su alejamiento de las reales y cambiantes necesidades del trabajo.

Este debate le impone a la educación el desafío de ser capaz de superar el papel preponderantemente transmisor de conocimientos y habilidades para asumir el de:

generar competencias,

capacidades laborales,

adaptación al cambio,

raciocinio,

comprensión y solución de situaciones complejas;

en suma: una formación que se oriente a la generación de competencias, en la cual la persona posea el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes necesarias para desempeñar una función con base en un estándar o modelo definido por los organismos que han creado los puestos de trabajo.

 

El proceso enseñanza / aprendizaje

En los ambientes escolarizados son dos figuras las que intervienen en este proceso, una la que enseña y otra la que aprende, por lo tanto, se debe tener cuidado en cómo y qué se enseña, cómo se aprende y cómo el que enseña trata de lograr que el que aprende adquiera el conocimiento. Primeramente, es prudente realizar la siguiente segmentación del proceso de las tareas por enseñar:

  1. Análisis del proceso de trabajo, es decir, del proceso de enseñanza-aprendizaje
  2. Determinación de las tareas a enseñar
  3. Segmentación de unidades de aprendizaje

Una vez lograda la adquisición del conocimiento, se hace necesario revisar los dos siguientes puntos en el aprendizaje:

  1. Observación planeada del trabajo
  2. Identificación de comportamientos erróneos

De esta forma, podemos identificar más fácilmente un posible fallo y desde ahí se retoma el proceso.

 

Método de los cuatro pasos

Hay un método infalible para lograr la formación por competencias, consistente en cuatro pasos:

  1. Preparar (introducción del estudiante a la actividad)
  2. Presentar (el trabajo, cómo se hace, verbal, visual y manual) (decir y hacer)
  3. Poner en práctica (que lo diga y que lo haga)
  4. Continuar (que lo vuelva a hacer)

El primero de los pasos es básicamente una exposición. Se le platica al alumno la actividad que aprenderá a realizar. Enseguida se le presenta ese trabajo: el maestro le dice cómo se hace al mismo tiempo que el maestro va realizando la acción. Los siguientes dos pasos corren a cargo del estudiante. Ahora él realiza la actividad al mismo tiempo que le dice al maestro cómo se hace. El cuarto y último paso es continuar, repetir la actividad, con lo cual nos aseguramos que ésta se ha entendido, que se sabe hacer y que sólo bastará tiempo para que el alumno la domine.

            Es muy importante que notemos que durante el tiempo del proceso, nuestros sentidos están completamente involucrados, ya que requerimos de los ojos, los oídos, las manos y de la voz, y no dudemos que nuestro olfato también nos indique, en algunas tareas, si las cosas avanzan bien o no.

Existen algunas recomendaciones para una enseñanza satisfactoria:

  • Tiempo suficiente para los preparativos.
  • Hacer una copia, tanto de los materiales visuales como escritos.
  • Eliminar los elementos de distracción.
  • Mantener contacto constante con los aprendices.
  • Hacer la presentación de forma directa y con sinceridad.
  • Usar adecuadamente el material de apoyo, que sea armónico con el desarrollo de la exposición.
  • Usar sólo las palabras necesarias, en otras palabras, evitar la verborrea.

Como podemos ver, éstas son sugerencias de sentido común. La aplicación del sentido común permite la adquisición más completa y rápida de las competencias buscadas.

 

La planificación

Por otra parte, es adecuado hacer la planificación para la enseñanza, ¿qué debemos hacer?, ¿en qué consiste hacer una planificación?:

  • Determinar lo que necesitan aprender
  • Formular el objetivo
  • Considerar

                        tiempo disponible para cada sesión

                        las instalaciones disponibles

                        los conocimientos y habilidades previas de los participantes

                        ¿está interesado en los conocimientos, en las habilidades y en las actitudes?

  • Organizar el material

                        qué es lo que saben los participantes

                        qué es lo que deberían saber

                        qué es lo que podrían aprender

                        ordenar en secuencia lógica las ideas:

                        desde lo conocido hasta lo desconocido,

                        desde lo simple a lo complejo,

                        desde lo concreto a lo abstracto.

  • Redactar el plan (curso de Planeación Didáctica)
  • Preparar y comprobar los materiales de apoyo (curso Técnicas de enseñanza/aprendizaje)
  • Evaluación

Como podemos notar de los puntos anteriores, para una plantación didáctica real, es decir, útil y práctica, debemos tener elaborados el programa y la carta descriptiva. Debemos también, tener una buena noción de las técnicas de enseñanza-aprendizaje, en otras palabras, saber cuándo es oportuno elaborar un mapa conceptual, cuando es más adecuado un trabajo colaborativo, cuándo la lectura comentada y así sucesivamente. Cada materia que impartamos requiere de diversas técnicas, por una parte; por otra, es indispensable una buena organización de tiempos y actividades. Todo eso, en conjunto, nos dará resultados satisfactorios.

 

Niveles del aprendizaje

Existen seis niveles de aprendizaje, dentro de las tres áreas que describió Bloom. La cognoscitiva se refiere al saber, la afectiva a querer y la psicomotora a poder hacer. Las tres se tienen que cumplir para que haya un cambio de conducta y la persona sea competente o muy competente en su trabajo.

 

 

Cognoscitivo

Afectivo

Psicomotor

1

Conocimiento

 

identificación

y memorización

Recepción

 

aceptación

y sensibilización

Respuesta guiada

 

imitación bajo supervisión

2

Comprensión

 

capacidad de explicar

con sus palabras

Respuesta

 

convencimiento

y participación

Continuidad de respuesta           

 

habilidad elemental, ejecución bajo supervisión

3

Aplicación                  

 

capacidad de trasladar

la teoría

a situaciones prácticas

Valorización

 

integración

de la conducta

Operación                        

 

ejecución sin ayuda,

con habilidad elemental

4

Análisis

 

distinción de lo esencial, organización de las ideas, capacidad de inferir, adaptación de métodos

o sistemas

Organización

 

adopción permanente

de la conducta

Mecanización

 

dominio

5

Síntesis

 

creación, organización, selección de procedimientos, elaboración de proyectos

Caracterización

 

promoción

de la nueva conducta

 

6

Evaluación

 

nivel de crítica e investigación, adaptación y desarrollo

de teorías,

juicios y valoraciones

 

 

 

saber hacer

querer hacer

poder hacer

 

Como podemos notar en esta tabla, cada materia requerirá llegar a uno de estos niveles, mientras más mecánica sea la actividad a enseñar, más pronto el alumno logrará el dominio. Cuando estemos ante actividades de investigación científica, se requerirá una mayor profundidad y la inversión de más tiempo.

 

La evaluación

El proceso de evaluación por competencias se realiza de la siguiente manera. Una vez que hemos formado a nuestros estudiantes en ciertas competencias, debemos recolectar las evidencias de su aprendizaje, es decir, hasta ese momento, ¿cómo realiza la actividad? Lo adecuado es tener evidencias de ese desempeño: en producto y conocimientos. En palabras más sencillas, le pedimos que nos diga cómo se hace y que nos muestre que lo sabe hacer. Una vez hecho lo anterior, comparamos esas evidencias contra la norma escrita. En ese momento nos preguntamos ¿alcanzó las competencias requeridas? Si ya es competente, entonces, lo registramos en el sistema de información para que se le expida su certificado (boleta, título, etc.).

 

 

Pero, si aún no es competente entonces debemos establecer las necesidades de capacitación, formación y desarrollo para alcanzar la competencia. Y efectuamos las acciones de formación.

El proceso de evaluación requiere de por lo menos tres pasos:

  • Un diagnóstico del estado actual de la competencia.
  • La integración del portafolio de evidencias
  • Y la emisión del juicio de competencia, resultado de la comparación entre las evidencias recopiladas y el desempeño.

El diagnóstico, de todos es sabido, lo obtenemos al inicio. De ahí partimos para saber, desde dónde empezamos con ese grupo determinado.

Por lo que hace a la integración del portafolio de evidencias, éstas se pueden ir recolectando en el transcurso del semestre, sobre todo, si fraccionamos el conocimiento, lo que permite ir supervisando el avance o para, en caso necesario, retroceder en el proceso para no esperar hasta el final.

Evidencias para evaluar competencias

 

Evidencias

Métodos

Instrumentos

conocimientos

cuestionamientos

examen o entrevista con guía de entrevista y lista de verificación

desempeño (habilidades)

observación simulación

Reporte

producto (experiencial)

reportes documentación

testimonio de testigos, indicadores, documentación generada por el evaluado, etcétera.

 

Hay tres niveles de evaluación, el primero se refiere a los conocimientos, el segundo a sus habilidades y el tercero a su experiencia. Por ejemplo, en una clase de Lectura y Redacción se puede llevar a cabo un examen para saber qué y cuánto sabe un alumno de acentuación; pero no basta con que sepa de memoria las reglas de acentuación, también es necesario que en la práctica sepa cuáles palabras llevan tilde y cuáles no. Cuando la persona sea capaz de revisar y corregir la acentuación en tu texto, será porque tiene experiencia.

 

Conclusión

Formar en competencias requiere que el alumno sepa, pueda y quiera hacer algo. La educación constructivista nos ayuda, es decir, es la manera, el método, las herramientas, para lograr que el estudiante sepa, pueda y quiera hacer ese algo. Es importantísimo tener claro que la formación mediante el enfoque por competencias no está peleada con el constructivismo, son, más bien, complementarias; pero si la formación en la que el alumno construye su propio conocimiento y domina actividades, tanto manuales como intelectuales, es vasta, aunque sea muy hábil también será muy crítico. Esto tiene que ver con la formación superficial, cuando la persona domina su actividad, respeta procedimientos y sigue manuales, y con la formación profunda, cuando el ser humano cuestiona para qué llevar a cabo tal o cual actividad y se pregunta si el procedimiento puede ser modificado.