El árabe y el español

29.05.2011 16:57

Hay de palabras a palabras, como por ejemplo, almohada, café, fulano, limón, mezquino, naranja, paraíso, rehén, rincón, sandía, zanahoria y zoquete. Hay palabras que nos gustan, es decir, que nos parecen bonitas, ya sea por su escritura o por su sonido o por lo que significan. Atrás de los vocablos antes mencionados hay una larga historia de más de mil quinientos años. Su historia se origina en el siglo V, cuando el último emperador romano murió. Entonces comenzaron las invasiones bárbaras, que concluyeron con el final del reinado visigodo en el siglo VII, cuando llegaron los árabes a la península ibérica. La lengua en el imperio romano era el latín, y aunque el estado se haya derrumbado, la lengua continuó siendo usada por los hablantes. Pero los individuos al entrar en contacto con otros de distinta lengua, inevitablemente ‘contaminan’ su propio idioma, adoptando vocablos. Así nació la lengua romance, el antiguo latín se incrementó y se modificó durante esos primeros años. Con el arribo de los moros también aparecieron expresiones que contenían palabras como algodón, almohadas, alfombras, jofainas y alcohol. La gente compraba telas de color azul o carmesí, alfileres, tazas, jarras, azucenas, almíbar y hasta azúcar en los almacenes, a pesar de las elevadas tarifas. Los alcaldes y los albañiles pretendían a las muchachas y les regalaban azahares y alfajores. Cuando los árabes necesitaban algo, oraban a Alá, diciendo: ¡Oh, Alá!, y nuestros antepasados españoles empezaron a decir ohalá, ojalá. Muchos vocablos españoles surgieron del contacto con los moros. He ahí por qué entre las palabras más hermosas del idioma español, figuran voces árabes.